Los alumnos de primer año han comenzado sus clases de una manera muy especial: se presentaron, se dividieron por colores: azul, amarillo, rojo y verde, compitieron para ver quién se quedaba con la gloria; las pruebas que había que atravesar requerían de una cuota de picardía, conocimiento, suerte y buen humor. Las risas y el clima de participación los hicieron olvidar del calor y de la ansiedad del primer encuentro con el enigmático secundario.
Un desayuno de camaradería, más una sentida celebración en la capilla, en compañía de los directivos del nivel medio y los docentes de lengua y matemáticas, completaron la jornada.
Para darle una impronta particular al encuentro, cada uno de los presentes colocó en un sobre grande, un papel donde individualmente ofreció a Jesús un talento, la idea es volver a abrir el sobre en noviembre y comprobar que ocurrió con ellos: si se olvidaron, se quedaron tal cual los escribieron o bien si se multiplicaron.
Profesora Clara Merino de Politi
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